Aprender a surfear no es tarea fácil, hay que estar bastante en forma y, cuando empiezas, ves muy lejano el momento de coger las olas más difíciles. ¡Y es normal! Se trata de un deporte que combina la fuerza, la técnica, el instinto, y un elemento externo que no podemos controlar: el mar.
Llegar a ponerse de pie sobre la tabla puede ser complicado las primeras veces, ¡pero no imposible! Por eso, lo primero es ser conscientes, además de tener paciencia y no claudicar a la primera de cambio.
Piensa igualmente que, cuanto más tarde empieces, más complicado lo verás: no esperes... Los grandes surfistas del momento comenzaron desde muy peques, y en parte eso es lo que les hace grandes. Por eso, si es tu hijo o hija quien se inicia, verás que progresa mucho más rápido que tú, si también te has propuesto el reto.
Antes de empezar pregúntate: ¿Sé nadar bien? Parece muy obvio, pero has de tener en cuenta que, al principio, vas a pasar mucho más tiempo en el agua que sobre la tabla. Tu destreza nadando será fundamental, por lo que si esto es un hándicap, ¡empieza por entrenar! Dicho esto: empezamos.
El equipo de surf

Si no has practicado nunca, o solo has dado un par de clases, es pronto para elegir una tabla de surf, y más aún para comprarla. Está claro que si luego avanzas, necesitarás una para principiantes, más larga para mantener mejor el equilibrio, pero todo esto ya llegará... De nada sirve tener lo último del mercado si no sabes utilizarlo.
Por eso, no empieces la casa por el tejado. No queremos una tabla que guarde polvo en el trastero. Como lo normal es que empieces dando algún curso para principiantes, te proporcionarán el equipo básico, que es:
- La tabla de surf.
- Y el traje de neopreno.
En las escuelas o talleres de iniciación, que empezarán por practicar los movimientos básicos sobre la tabla, te proporcionarán ambas cosas, y las elegirán por ti según tu nivel, tu condición física y tu talla. Así es que este “problema” debemos dejarlo para más adelante. Cuando ya sepamos que el surf nos gusta y que queremos continuar. Este consejo va muy ligado al siguiente, pero antes: ¡No olvides ponerte crema solar!
Lo más normal es que para aprender uses una “longboard”, que son tablas más grandes (de 2,7 metros en adelante), más anchas y también más gruesas. Este tamaño hará que te sea más sencillo subirte a ellas al principio. También hay que tener en cuenta los materiales: el corcho, la fibra, el plástico, o la espuma, por ejemplo, que además de ser más ligeros, son más baratos.
El lugar ideal para empezar
Como hemos dicho más arriba, buscar las playas donde están las olas más complicadas no servirá de nada al principio. Excepto si lo que quieres es frustrarte o, por el contrario, disfrutar de cómo los y las profesionales te dan una lección en la distancia.
El mar es un elemento inestable, por lo que la mejor playa para empezar un día, puede ser una trampa al siguiente, según esté el viento y la marea. Cierto es que hay lugares más adecuados para ello, por sus condiciones en general; tanto en el norte como en el sur de España hay playas más recomendadas que otras para aprender. Por eso, infórmate bien y tenlo muy en cuenta si has decidido lanzarte por tu cuenta.

Nuestro consejo: que empieces en una escuela o con un profesor o profesora particular. Sin duda, una persona experta sabrá en qué playa comenzar, si el día es óptimo o no para tu nivel, dónde están los mejores lugares para que los y las bañistas no sean un impedimento para tu evolución, etc.
No olvides calentar
Esto es aplicable a cualquier actividad física intensa, como es el surf, en la que corres el riesgo de lesionarte o hacerte daño si empiezas de cero a cien. El cuerpo está “frío”, por mucho calor que haga, y hay que ponerlo a la temperatura adecuada para empezar.
No tienes que hacer un entrenamiento complicado, con unos minutos y algo sencillo, te bastará. El portal de surf Climasurf.com recomienda estos ejercicios bien fáciles:

- Primero una corta carrera continua.
- Después saltos, con los pies juntos o a modo de tijera, por ejemplo.
- Breves rotaciones de tobillos, rodillas, cintura, cuello y hombros.
- Y estirar las extremidades. ¡Así de fácil!
Para verlo un poco más claro, con un calentamiento que no te llevará mucho tiempo, echa un vistazo al siguiente vídeo:
Cómo surfear… ¡Primero en la arena!
Sí, una vez que hemos calentado, hay que practicar las posturas que llevaremos a cabo en el agua, pero sin entrar todavía en ella. En la playa, y sobre la tabla, es importante conocer e interiorizar los movimientos. Ya te lo avisamos: este deporte tiene mucho de técnica, y hasta los y las grandes surfistas lo hacen para mejorar también dentro del agua.
Si tienes la guía de un/a profe, te explicará y corregirá estos movimientos antes de entrar en acción; pero, tanto si quieres hacerlo por tu cuenta, como si quieres tener una idea previa antes de ir a tu clase, vamos a ver lo básico:
- Lo primero, es saber cómo debemos entrar al agua y por dónde hemos de coger la tabla: y es desde un lateral y por la parte delantera. Para que, por ejemplo, si viene una ola, la tabla no se nos vaya de las manos (nunca mejor dicho) por el impacto del agua.
- Después practicar la posición de remo sobre la tabla: la ponemos en la arena y nos tumbamos sobre ella, para saber si estamos en la posición adecuada, los dedos de los pies tienen que estar en el borde de atrás de la tabla.
- La remada: para que sea efectiva, hay que colocarse en el centro de la tabla, y mover alternadamente los brazos, no los dos a la vez. Y siempre mantenerlos pegados a la tabla y el pecho levantado, para así coger más impulso.
- Ponerse en pie sobre la tabla: para este paso, que es el más complicado hasta el momento, hay tres fases. En la primera, hay que poner las manos debajo de los hombros y levantar todo el pecho; en la segunda, pondremos una pierna a la altura de la rodilla contraria apoyada sobre la tabla. Y en la tercera, y más complicada (aquí entra en juego además tu flexibilidad), pondremos la pierna que permanecía estirada entre los dos brazos, para después incorporarnos y, con las rodillas un poco flexionadas, ponernos de pie.
Es muy importante practicar este movimiento muchas veces antes de entrar al agua, para que lo interiorices y, además, porque es el mismo "paso a paso" por el que te guiarás cuando entres al mar.
Por último, nos queda colocarnos la tabla al tobillo y entrar al gua, sujetando la tabla tal y como hemos explicado más arriba. Una vez en el agua, hemos de remar hacia el mar y esperar a que venga por detrás la ola (no muy grande al principio), para que cuando nos “lleve” con ella practiquemos la subida sobre la tabla.
Lo puedes ver más claro en este vídeo, a partir del minuto 3:
Ten en cuenta que lograr interiorizar este movimiento puede llevarte toda una jornada, en la que terminarás muy cansado/a y en la que los momentos sobre la tabla se pueden contar por segundos… ¡Pero por algo hay que empezar! Y, una vez que domines esta parte, ya solo tendrás que mejorar, y buscar cada vez olas más grandes.
Ten paciencia y buena actitud

El surf es uno de los pocos deportes que hay que mirar hacia adelante para ver lo que hay detrás.
Laird Hamilton, surfista profesional.
Cierto es que, al principio, tendrás que mirar atrás, para ver si viene la ola, pero con el tiempo, aprenderás del mar y solo tendrás que mirar adelante. Sin embargo, esta frase del surfista estadounidense especialista en grandes olas, bien nos puede servir para la actitud que debemos tener ante este deporte (y que se puede aplicar a muchas otras cosas).
Lo primero, la paciencia, no mirar atrás, porque con esfuerzo y práctica todo puede llegar. Lo segundo, por la actitud: el primer haciendo surf día va a ser complicado, pero de cómo te lo tomes dependerá tu éxito en el siguiente. Y, por último, ponle muchas ganas, porque cuando estés de pie en la tabla y bailes con las olas... ¡Ya no hay vuelta atrás!









