Lo importante es dar el primer paso. La valentía para superar un pequeño miedo te dará el valor para afrontar el siguiente.
Daisaku Ikeda, filósofo japonés
Según la clasificación elaborada por UNICEF sobre el bienestar educativo de los niños en los países ricos1, España no es un buen estudiante, es más, se sitúa en uno de los cuatro últimos puestos de la clasificación, junto con Grecia, Italia y Portugal.
A los niños no les gusta la escuela y menos aún, el instituto:
- A los 13 años, solo al 18,7 % de las chicas les gusta mucho la escuela, frente al 13,2 % de los chicos. A quienes no les gusta nada representan el 9,6 % de las chicas y el 16,7 % de los chicos.
- A los 15 años, solo al 12,8 % de las chicas y al 10,6 % de los chicos les gusta mucho la escuela frente al 14,4 % de las chicas a las que no les gusta nada la escuela y el 17,1 % de los chicos.
No obstante, entre odiar la escuela porque se tiene la obligación de ir (porque no olvidemos que la educación es obligatoria hasta los 16 años en España) y tener tal fobia escolar que es imposible poner un pie en el centro escolar, ¡existe una gran diferencia!
¿Cómo distinguir entonces en tu hijo los síntomas de una verdadera ansiedad académica y no la expresión de disgusto por el sistema educativo o por el desinterés por aprender?
Con el fin de ayudarte, a continuación, te damos algunas claves sobre la fobia escolar que te serán de utilidad para estar mejor preparado a la hora de tener que afrontar dicha posibilidad.
¿Cuándo hay que prestar atención a la fobia escolar?

La fobia a la escuela puede desarrollarse en cualquier momento durante la escolarización de un niño (incluso en un entorno de clases de apoyo). No obstante, existen algunas etapas que son más críticas que otras.
Las edades fundamentales
- La transición a la Educación Primaria, a los 6-7 años.
- El paso de Primaria a Secundaria, con 11-12 años.
- La transición a 4.º de la ESO, a los 13-14 años.
El instituto se corresponde con una época más complicada que la vivida durante la escuela primaria. Entre los 11 y los 15 años, los adolescentes experimentan muchos cambios en su cuerpo y mente.
Por lo tanto, resulta fundamental estar atento a cualquier cambio de carácter de un día para otro durante este período y permanecer alerta ante los comportamientos adoptados sin previo aviso.
Los cambios de la vida
El niño o adolescente puede desarrollar una fobia escolar si en un momento determinado sucede algo en su vida personal como:
- Mudanza
- Cambio de centro educativo
- Separación de los padres
- Muerte de un ser querido...
Esto puede ser un desencadenante de una fobia escolar. Por esta razón, hay que mantenerse alerta en caso de que observes algún cambio repentino en la vida de tu hijo. No dudes en hablar con él y consultarlo con un especialista, llegado el momento, antes de que se desarrolle una fobia escolar.
Un carácter sensible y/u otros factores de riesgo
Si tu hijo es sensible, tímido y solitario por naturaleza, será más probable que desarrolle fobia escolar. Estate atento. Asimismo, si tiene problemas de aprendizaje, trastornos autistas o si es precoz, es más probable que se produzca un rechazo a la escuela.
El papel de la escuela
La escuela desempeña un papel vital en la detección de la fobia escolar. A veces las señales son demasiado débiles para que los padres las noten. Sin embargo, cuanto antes se haga el diagnóstico, más rápida y eficazmente se proporcionará el tratamiento.
Si el estudiante falta con frecuencia, independientemente de que seas consciente o no, la escuela deberá informarte y contemplar la situación de fobia escolar. Lo mismo con las clases de repaso, donde también se pueden dar este tipo de situaciones.
¿Cómo se expresa la ansiedad en la fobia escolar?

Para identificar la fobia escolar, existen varias soluciones. La primera es la verbalización de la ansiedad por parte del niño. Si te expresa directamente su miedo al colegio, te dice que no quiere ir, que se pone nervioso solo de pensarlo... En estos casos, no dudes en hablar con tu hijo, sin presionarlo pero con el objetivo de comprender la causa de su ansiedad escolar, que se puede volver más apremiante cuando llega el momento de salir para el colegio.
No dudes en mencionar la fobia a la escuela si tu hijo falta con frecuencia (aunque tú no tuvieras conocimiento) y lo ves ansioso. Podría racionalizar su ausencia reiterada para justificar su negativa a ir a clase: miedo a causa de un examen o una prueba, críticas a la enseñanza de los profesores, miedo a ser rechazado o a ser objeto de burla de los demás...
En este caso, te resultará más fácil ayudarlo, así que habla con el colegio al respecto y busca soluciones para que tu hijo pueda mejorar.
Las manifestaciones somáticas de la fobia escolar
Aunque a veces el niño puede verbalizar claramente la fobia escolar, también puede adoptar otras formas diversas y variadas y expresarse mediante síntomas más implícitos como son:
- Dolor de estómago
- Náuseas
- Sudores
- Dolor de cabeza
- Eczemas
- Malestar...
Estas manifestaciones están particularmente presentes cuando se acerca la hora de ir a la escuela o el domingo por la noche cuando empieza la semana de nuevo. Puede ocurrir en el coche justo antes de salir para ir a la escuela.
Pueden aparecer manifestaciones más «ruidosas» si el niño o adolescente se ve obligado a ir a la escuela:
- Vómitos
- Lágrimas
- Ataques de ansiedad
- Dificultad a la hora de respirar
- Actitudes violentas hacia los padres o hacia él mismo...
En ese momento, será imposible hablar o razonar con el niño.
Si cedes a su petición, el niño o adolescente se calmará y probablemente prometerá volver al colegio al día siguiente.

Los síntomas desaparecen tan rápido como aparecen.
Sin embargo, la escena se repite de forma idéntica o con nuevos síntomas los días siguientes.
A veces, el niño conseguirá llegar al colegio pero una vez allí o en clase, se verá obligado a ir a la enfermería y volver a casa porque la ansiedad es muy grande.
En otras ocasiones, también, la ansiedad puede ser desencadenada por un comentario o incluso un altercado con algún compañero de clase (incluyendo las clases de apoyo) o con un profesor, tal y como ocurre con el estrés postraumático.
Los síntomas desaparecen los fines de semana y durante las vacaciones escolares, pero a veces reaparecen con la mera mención de la escuela.
Sin embargo, el niño conserva el gusto por aprender y en ningún caso se niega a trabajar mientras está en casa. Pero si no se trata, esta ansiedad académica podría tener repercusiones en otros elementos de su vida extracurricular. El niño se confinará cada vez más en casa y correrá el riesgo de aislarse, dejando de lado todas las actividades de grupo.
Sin un tratamiento adecuado, la fobia escolar corre el riesgo de evolucionar hacia un colapso social y académico cuyas consecuencias pueden ser muy graves: aislamiento social y emocional, depresión, abandono escolar con graves consecuencias para el futuro profesional y riesgo de marginación.
Otros síntomas conductuales de la fobia escolar
Además de la verbalización y las manifestaciones somáticas, también existen otros síntomas más relacionados con el comportamiento que pueden alertar de una posible fobia escolar:
- Dificultad para salir de casa (para ir a la escuela pero también para cualquier otra actividad)
- Faltar a clase de manera repetida
- Fuertes reacciones emocionales marcadas por la ansiedad y el pánico
- Negarse a ir a la escuela sin dar ningún motivo en particular
Lo que dificulta el diagnóstico es el hecho de que el niño no verbalice y no existan otros signos. El niño puede continuar con sus actividades extraescolares sin problemas, por ejemplo, y no mostrar signos evidentes de ansiedad.
La fobia escolar no debe confundirse con otros trastornos

La fobia escolar no debe confundirse con otros trastornos cuyos síntomas en ocasiones son similares:
- Absentismo escolar: el niño no va a la escuela sin el conocimiento de sus padres y sale con otros niños, corriendo el riesgo de desarrollar un comportamiento desviado. Por el contrario, la fobia escolar generalmente no es ocultada por el niño (pero sucede).
- El rechazo a aprender: esto se relaciona más con el abandono escolar. En este caso, el niño no está ansioso sino más bien triste respecto a la escuela. Ya no quiere aprender y sus notas caen en picado. Esto le puede pasar a un niño precoz que se aburre en el colegio, por ejemplo.
- La adicción a los videojuegos a veces puede parecer una fobia escolar. No obstante, existen otros síntomas que se diferencian: trastornos del sueño, conductas antisociales, agresividad... Esto también puede ser consecuencia de la fobia escolar si el niño no va a la escuela.
La fobia escolar es un trastorno en sí mismo. No dudes en recurrir a un profesional para determinar si tu hijo tiene ansiedad por rechazo escolar u otro tipo de trastorno.
Por ejemplo, en el caso de ausentismo reiterado, es importante diferenciar claramente la fobia escolar de la falta de interés por la escuela, conductas adictivas o incluso malos tratos (extorsión, acoso, etc.).
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¿Cómo diferenciar la fobia escolar de un miedo o fobia temporal?
También puede suceder que el niño o adolescente sienta un miedo o fobia temporal ante la idea de ir al colegio (exámenes, el profesor no le gusta, aburrimiento en una clase, etc.).
Para Marie-France Le Heuzey, psiquiatra infantil especializada en los trastornos escolares, todo es cuestión de duración: «es necesario que el conjunto de síntomas mencionados anteriormente se reproduzcan en el tiempo para que podamos hablar de fobia escolar».
Si los síntomas son persistentes y se convierten en un auténtico impedimento para que el niño pueda continuar con su escolaridad con normalidad, entonces podemos hablar de fobia escolar.
1El bienestar de la infancia en los países ricos | UNICEF. (s. f.). UNICEF España. https://www.unicef.es/noticia/el-bienestar-de-la-infancia-en-los-paises-ricos









