«Quería hacer cosas nuevas en la danza, adaptarla al medio de las imágenes en movimiento». - Gene Kelly
Ser bailarín y coreógrafo requiere una serie de cualidades humanas. Independientemente de que elijas ser coreógrafo de ballet, hip hop, danza contemporánea, salsa o jazz, necesitarás tener algunas habilidades esenciales para la realización de creaciones coreográficas y para la gestión de una compañía de danza.
Algunas habilidades también las requiere cualquier profesor de danza, sin embargo, hay otras que son cualidades más relacionadas con el mundo empresarial y de gestión.
¿Quieres convertirte en coreógrafo? Comprueba si reúnes las cualidades necesarias para dedicarte a la coreografía echándole un vistazo a nuestro artículo.
Cualidad n.º 1: la creatividad
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El coreógrafo tiene que tener cierta creatividad a la hora de crear.
Todos los coreógrafos son ante todo unos entusiastas de la danza creativa. Les encanta la improvisación, sienten la música y desbordan imaginación e ideas para crear nuevos proyectos que puedan servirles para ir destacando a nivel profesional.
Es fundamental ser creativo como coreógrafo para saber renovarse con cada coreografía y cada baile. El repertorio coreográfico del coreógrafo debe ser amplio para poder inspirarse en diversas formas de danza y ofrecer algo nuevo cada vez.
Cualidad n.° 2: el sentido de la estética
El coreógrafo dirige un grupo de danza. Si tiene que encargarse de un ballet clásico como El lago de los cisnes o El cascanueces, deberá tener un buen sentido de la estética.
El coreógrafo lidera a su grupo de bailarines y los pone en escena. Debe tener una excelente visión de lo que cada persona aportará a su coreografía y hacer que destaque la estética tanto en cuanto a los gestos de los bailarines como en sus movimientos.
No obstante, también debe prestar atención a los decorados, el vestuario, las entradas y salidas, la iluminación... La creación coreográfica debe estar cuidada al mínimo detalle para dejar con la boca abierta al público. Así, el coreógrafo debe pensar siempre en la imagen que le devuelve su coreografía para que el conjunto resulte equilibrado desde el punto de vista estético.
Cualidad n.° 3: la curiosidad
Sea cual sea el tipo de baile que se practique, el coreógrafo debe tener curiosidad mental y estar abierto a todos los estilos de danza: danza clásica, danza moderna, flamenco, claqué, danza africana... Con esta curiosidad y amplitud de miras, el coreógrafo alimentará su creatividad y será más inventiva. Al fin y al cabo, se trata de un círculo virtuoso de valor incalculable.
Un excelente conocimiento de la historia de la danza también supone un plus para el coreógrafo, que podrá aprovechar la historia para modernizar y crear un nuevo lenguaje coreográfico.
Sin embargo, no debe detenerse en la danza, debe abrirse a campos artísticos distintos de la cultura coreográfica. De este modo, aunque no tenga un conocimiento completo de teatro, artes plásticas, música o incluso arquitectura, todo le resultará igualmente beneficioso a la hora de crear.
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La creación de coreografías requiere de mucho tiempo y puede llegar a ser un proceso solitario.
Cualidad n.° 4: el coreógrafo tiene corazón de líder
El coreógrafo también debe ser un líder y un buen director de equipo. Para montar sus espectáculos de danza, necesitará bailarines profesionales que coincidan con lo que busca.
Por lo tanto, deberá:
- Ser un buen reclutador.
- Poder asignar roles a cada bailarín de acuerdo con las personalidades y aptitudes de cada uno.
- Saber presentar su proyecto a los bailarines y hacer que puedan entender perfectamente sus ideas.
- Mantener la cohesión del equipo y un buen ambiente dentro del grupo.
- Saber gestionar los conflictos.
- Poder delegar.
El coreógrafo es el único maestro de su proyecto artístico y debe saber dirigir no solo a los bailarines sino también a todas las personas que giran en torno al proyecto (técnicos, personal administrativo...).
Cualidad n.° 5: buenas habilidades interpersonales
Para ser un buen líder, lo mejor es tener buenas habilidades interpersonales y disfrutar del contacto con los demás.
El coreógrafo debe poder comunicarse con claridad con sus bailarines para transmitirles sus ideas. Para crear cohesión grupal, debe poder conversar con ellos y llegar a conocerlos.
También se utilizan las relaciones con los demás miembros del equipo (técnicos, equipo administrativo), pero también con los socios que se encargarán de financiar el proyecto. Un coreógrafo necesita construir una red sólida para poder ofrecer sus creaciones en el mundo de la danza. ¡Más que en cualquier otro lugar, la conexión es esencial!
Cualidad n.° 6: el rigor
El coreógrafo debe ser riguroso en la danza a la hora de crear sus coreografías.
Asimismo, debe aprender a perpetuar su estructura y su proyecto, a medir la viabilidad económica de su creación y a remunerar a sus equipos y a sí mismo.
Tiene que ser especialmente organizado y riguroso para cumplir con los plazos y gestionar todo el grupo de baile. Sin rigor, es imposible crear una coreografía que se sostenga mientras se dirige a todos, bailarinas y bailarines, mientras interpretan la creación.
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Cualidad n.° 7: la capacidad de observación
Un buen coreógrafo necesita tiempo para observar todo lo que ocurre a su alrededor cuando está en el proceso de creación y así buscar inspiración. Las ideas pueden venir de cualquier parte.
También debe observar cuidadosamente a sus bailarines al realizar los castings para elegir el bailarín solista adecuado, el cuerpo de ballet o un personaje en particular.
Además, el coreógrafo debe ser un observador nato durante todo el proceso de enseñanza de los bailarines y hasta la actuación. Es su capacidad de observación la que le permitirá comprender mejor la personalidad de cada bailarín, los vínculos entre ellos, las afinidades así como las enemistades.
Su capacidad de observación le permitirá, de este modo, gestionar mejor el grupo y los conflictos que puedan aparecer para que todos puedan concentrarse en lo esencial: la coreografía.
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El rigor contribuye al espectáculo.
Cualidad n.° 8: la paciencia
El proceso creativo es un trabajo muy tedioso que requiere precisión pero también paciencia. Las ideas no siempre llegan cuando se las necesita.
La capacidad de ser metódico puede ayudar al coreógrafo a tener más paciencia: a ir paso a paso. Los avances del trabajo coreográfico también requieren tiempo y paciencia, al igual que la gestión de los bailarines que en ocasiones pueden encontrar dificultades para aprender una parte particular de la coreografía o para ser capaces de transmitir una emoción en particular.
Cualidad n.° 9: la disponibilidad
Un coreógrafo debe estar disponible para sus bailarines casi las 24 horas del día. Debe gustarle trabajar en equipo.
Paradójicamente, aunque el proceso creativo puede llegar a ser un trabajo solitario (aunque no siempre sea así), el resto de la aventura requiere del trabajo del conjunto. El coreógrafo, por lo tanto, debe adaptarse y disfrutar de las dos fases.
Además, algunos coreógrafos prefieren la creación en grupo y están disponibles para que sus bailarines reciban sus ideas y sus deseos.
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Cualidad n.° 10: la capacidad de escuchar
Al igual que la observación, el coreógrafo debe escuchar a sus bailarines, escuchar su cuerpo y su mente. Si su cuerpo muestra signos de debilidad, es mejor relajarse durante unos días y cuidar al bailarín en lugar de persistir ante el riesgo de que el bailarín se lesione.
Si la moral de los bailarines no está bien, el coreógrafo debe estar ahí para escuchar quejas, dudas y volver a motivar al equipo cuando sea necesario. Asimismo, estar atento sirve para promover la propia creación coreográfica: ¡hay que aprovechar las oportunidades cuando se presentan!
Cualidad n.° 11: la resistencia al estrés
A medida que se acerca la fecha del espectáculo, puede aparecer estrés en el coreógrafo, que puede no sentirse a la altura. Es importante tener una buena resistencia al estrés para no ceder ante él.
El coreógrafo debe manejar simultáneamente su estrés y el de sus bailarines. ¡No es necesario que les comunique sus propias ansiedades! Debe estar ahí para solucionar problemas, adaptarse si hay dificultades (cambio de vestuario, imprevistos de última hora...) y controlar sus emociones.
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Tómate el tiempo que necesites para crear vínculos con tus bailarines.
Cualidad n.° 12: la perseverancia
El coreógrafo debe tener grandes dosis de perseverancia y tenacidad.
De hecho, el ímpetu creativo en la danza no se produce sin trabajo, sin repetición ni exigencia. El coreógrafo tendrá que dedicar hasta dos horas a un único movimiento si es necesario.
También debe mostrar tenacidad en su trabajo, que no siempre será recibido con los brazos abiertos por sus allegados y por el público.
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Cualidad n.° 13: la pedagogía y el gusto por transmitir
El coreógrafo debe ser, ante todo, un buen maestro, capaz de transmitir su coreografía a los bailarines pero también la historia y las emociones que quiere contar.
Debe gustarle transmitir porque el coreógrafo no solo transmite su coreografía a los bailarines de su compañía. Llega a una gran audiencia que verá su espectáculo. Su misión va más allá: tiene el poder y el deber de hacer que el mayor número posible de personas conozcan su arte.
La generosidad y la sed de compartir también deben formar parte de sus cualidades para lograr difundir la danza entre el mayor número posible de personas.
Entonces, ¿crees que reúnes las cualidades básicas para convertirte en coreógrafo?









